Solemos necesitar unos cuantos años en nuestro proceso evolutivo, para asimilar que la vida no es un cuento de hadas. Con algunos de nosotros, la vida se encarga de despertarnos del cuento de hadas a edad muy temprana y a otros la vida nos deja algo más de margen. Pero en cualquiera de ambas situaciones de vida, creo que es necesario asumir y aceptar que el camino es una carrera de obstáculos en la que nunca nada es lineal. Y lo más importante, que nunca nada dura para siempre.
A veces nos toca pasear por el olimpo de los Dioses recogiendo recompensas y frutos maduros, y otras parece que hayamos caído en una fosa de lodo de la que nos es muy complejo salir, o a veces imposible.
La Astrología ofrece la oportunidad de contemplar el camino natal de un individuo con vista de pájaro. Una perspectiva que te ayuda a comprender qué etapas de vida van a resultar complejas o livianas para el individuo.
Tener la oportunidad de disponer de esa mirada, no tendría ningún sentido, si no nos diese la oportunidad de comprender que aquellas energías que vienen de paso a provocar terremotos, tienen una finalidad evolutiva.
Evidentemente, si nos acogemos a una perspectiva o mirada solo y puramente terrenal, cualquier experiencia de vida nefasta, nos resultará un «castigo» en lugar de una «oportunidad». El meollo del asunto, y al lugar donde quiero ir a parar, es que creo cuando atravesamos momentos oscuros, es igualmente necesario dejarnos llevar temporalmente por la oscuridad. ¿A qué me refiero exactamente?
LA IMPORTANCIA DE HABITAR EN LA SOMBRA TEMPORALMENTE
En los últimos años, se ha despertado a nivel más global una conciencia colectiva, casi como una corriente moderna. Seguramente, por una necesidad imperiosa de encontrarle sentido a muchos desperfectos ocasionados por las vivencias históricas de las que procedemos, que nos han marcado como individuos y como colectivo.
Y parece como si estuviésemos bombardeados por centenares de mensajes que nos animan a positivizar y afrontar las experiencias de vida de una manera, que casi nos pueden hacer sentir hasta culpables de sentirnos mal, tristes, deprimidos y no ser capaces de no estar bien.
Por supuesto que defiendo la visión de que la actitud con la que nos tomamos las cosas, determina la manera de afrontar los acontecimientos. Pero creo que hay una gran diferencia entre posicionarnos en una actitud con perspectiva, a no permitirnos sentir mal o tener prisa por dejar de estarlo.
A nadie se le ocurre proponerte: oye, si te sientes muy feliz y exaltado de optimismo ¡reprime esa emoción! ¡No la sientas, debes tener una visión reprimida de esta emoción! ¿por qué no nos permitimos entonces, apretar este botón y esperar? Del mismo modo, si nos encontramos ante una situación de penuria, deberíamos PERMITIRNOS sentir la tristeza y dejarla aflorar a través de las lágrimas y de un «retiro» íntimo y personal de un proceso necesario de «muerte-renacimiento» de nuestro YO. ¿La finalidad? Renacer renacer en un nuevo YO más cultivado de experiencia y autoconocimiento, puesto que las experiencias más dolorosas, son las que nos generan más cambios internos.
Un mini ejemplo: Está comprobado científicamente que a nivel químico, cuando sentimos tristeza y lloramos, se desatan una serie de procesos alquímicos y hormonales que nos ayudan a reducir el estrés, la depresión o la fatiga. Tener un alto nivel de manganeso en el cuerpo, por poner uno de tantos ejemplos, provoca irritabilidad, ansiedad o depresión. A través de las lágrimas liberamos manganeso y por tanto, se reducen los niveles que provocan esos estados anímicos.
EL TRABAJO DEL ASTRÓLOGO
Incluso antes las experiencias más duras de vida, podemos llegar a sacar sentido o finalidad. Los Astrólogos no solo trabajamos para ayudaros a recordar quién sois, sino para ayudaros a entender que hay procesos necesarios, aunque a veces cueste comprender, que tienen una meta. No son pocos los casos que por poneros un ejemplo, pasan por un proceso de vida muy complejo. Imaginemos un individuo que sufre un accidente que le imposibilita y esa dura experiencia cobra sentido años después, porque su finalidad quizás, sea la de tener que acabar siendo la ayuda para otros que han pasado por la misma situación. Y curiosamente, con los años, puedan decirte: ahora he encontrado el sentido a mi vida.
Evidentemente no quiero decir con esto, que todos tengamos planes de vida determinantes, en los que no seamos el capitán de nuestro propio barco. Lo que quiero decir es que la mayoría de experiencias, nos empujan hacia senderos que antes no estaban accionados, pero para ver ese faro de luz en la oscuridad, primero debemos necesariamente navegar en la oscuridad. Y eso no es negativo, es simplemente necesario.
Sumergirnos en la oscuridad nos da la oportunidad de: conocernos, cuestionarnos, plantearnos, preguntarnos, estructurarnos y definirnos. Quizás después de pasar por un periodo oscuro, podamos ser más nosotros mismos de lo que éramos antes y sólo siendo quién somos, podemos SER.
Gracias, como siempre, por estar aquí.